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Entonces el ángel del SEÑOR volvió por segunda vez, y lo tocó diciendo:

—Levántate, come, porque el camino es demasiado largo para ti.

Se levantó, comió y bebió. Luego, con las fuerzas de aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. Allí se metió en la cueva, donde pasó la noche. Y he aquí que vino a él la palabra del SEÑOR, y le preguntó:

—¿Qué haces aquí, Elías?

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